martes, 3 de octubre de 2017

Las costuras del régimen y su propaganda después del 1-O

 
Pues sí, sed testigos.

Me voy a salir un poco por la tangente a la hora de hablar de lo que ocurre en Catalunya y España para señalar algo que no es sentido común pero debería serlo:

Los medios de comunicación y el sistema político son herramientas de propaganda para controlar la opinión de las masas mientras se aprueban leyes que favorecen a (o que son permitidas por) la élite económica. Nada que esté fuera de los límites de lo que éstos quieren es aprobado si no es con una enorme presión social. Y, como hemos observado estos años, se crean incluso conspiraciones policiales para difamar al adversario  y campañas mediáticas que llevan, incluso, a empezar a creer que países ajenos se han convertido, por su protagonismo en las noticias, en una extensión del nuestro.

Por eso, si eres de los que se indigna cada vez que enciende la tele y echan las noticias, enhorabuena: eres capaz de ver que te están tomando el pelo. Constantemente. Se trata de reducir tu capacidad cognitiva, poniendo el foco en unas variables, obviando otras, repitiendo el mismo discurso machaconamente en todos los medios financiados por la misma gente. Si además, esas noticias hacen que te entre miedo, mejor: más necesaria verás la existencia de una élite bajo la que protegerte, y menos capaz serás de relajarte y analizar la situación.

La biblia de los últimos cien años
(clica para ampliar, la portada ya vale la pena)

Este es el modus operandi de las sociedades occidentales. Y en especial de España, que se adecentó un poco para entrar en la Unión (Económica) Europea, pero que nunca se deshizo de las maneras ni de la narrativa franquista. Ni lo hará, porque la élite apenas se ha renovado.

Flashforward hasta la última semana. Referéndum "ilegal" en Catalunya. Manifestaciones pacíficas cuando se detienen cargos de la Generalitat. Preparación pacífica para el referéndum. Normalidad en las calles. Los medios del resto de España cuentan, día a día, mentiras y barbaridades para que, obviamente, solo se las crean fuera de aquí. La estrategia a seguir es, cuanto menos, chapucera: estás divorciándote de siete millones de potenciales espectadores. Aún así, parece que les da igual y siguen adelante.

Llega el domingo:


Uno podría indignarse ante esta barbaridad. Pero si ya sabías lo que has leído hasta aquí, no te habrá sorprendido el discurso. Mienten porque siempre han mentido. Lo han hecho a todas horas. Esa ha sido siempre su función. Solo que, ahora, es evidente. Las costuras del sistema están a la vista, al menos para una población catalana que sabe la verdad.

Esas imágenes, no obstante, son del informativo de TV3. Estamos olvidando la otra cara de la moneda. Este no es un movimiento social cualquiera. No es el pueblo contra la élite. Es una élite encarándose a otra élite, aprovechando la voluntad del pueblo. ¿Recordáis?

Miles de banderas, una sola cara visible. Ya.

Eso no deslegitima el sentimiento ni el movimiento independentista. Solo lo vuelve "mainstream". Y por eso la brutalidad policial de estos días, que no es nada nuevo, que ya ocurrió en el intento de desalojo de la acampada de Plaza Catalunya en 2011 y en tantas otras ocasiones, está indignando esta vez sí a toda la sociedad catalana, incluidas las élites.

Entonces, ¿qué situación se nos plantea aquí?

Por primera vez, un estado absolutamente excepcional en el que la gente de a pie de Catalunya sabe, de forma definitiva, que los medios de comunicación españoles son medios de propaganda que llevan mintiéndoles desde siempre. Esto es una oportunidad, y al mismo tiempo, da un poco de miedo. Porque si las élites no ejercen mediante el Estado las formas represivas de antaño es porque han logrado dominar la opinión pública. Todo esto podría acabar (o no, que la memoria de la gente es extraordinariamente corta en esta era de bombardeo informativo). Por otro lado, los medios catalanes ahora se convierten en la fuente de información "fiable". En esta ocasión, quizá sí. Los intereses se han alineado. Pero, ¿y luego?

¿Qué pasa si Catalunya, efectivamente, intenta independizarse? ¿Se desarticularán los movimientos sociales? Según la ley de transitoriedad, la transición (qué palabra tan fea en perspectiva) se llevaría a cabo mediante, primero, un proceso participativo con la ciudadanía; segundo, mediante elecciones constituyentes y la creación de una propuesta de constitución por parte del pleno elegido; y finalmente mediante un referéndum para aprobar dicha constitución.

No suena del todo mal sobre el papel. Pero para entonces, ya veremos cómo se portan los medios catalanes. Si en ese escenario (y seguimos en el escenario de que habrá un entonces) el movimiento independentista se ha desbandado y lo han dejado todo en manos de la élite política y económica, asistiremos a como, una vez más, nos la meten doblada. ¿Apostamos? Por el momento, cada domingo puedes ver en TV3, la teva, un programa donde te explican economía neoliberal vendiéndola como "economía" a secas y verdad absoluta. ¿La ética? "Als economistes no ens interessa això, ho deixem pels filòsofs i els capellans" (segundo programa de la segunda temporada). Bien.

Así que a todos vosotros:


No os desbandéis, no abandonéis, no dejéis el poder en manos de una minoría ni os creáis nada de estos. Esto es una oportunidad, pero si nos separamos, las cosas solo pueden ir mal. Seas independentista o no, seas de donde seas.

Como siempre ha ocurrido.

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