sábado, 3 de octubre de 2015

Economías del futuro pasado

Supongamos que hemos hecho acopio de todas las actitudes que se nos piden a los jóvenes para superar la crisis (esto es, superarla cada uno por su lado, claro). Nos hemos hecho un perfil de la parra en Linkedin, tenemos una marca personal brutal, actitud de emprendedor ("¿asalariado? ¡jamás!") y ganas de salir de nuestra zona de confort, que quejarse de cómo están las cosas es de sibaritas.

Con todo, un montón de personas han visitado nuestros perfiles en las redes y se han interesado por nosotros ("¡uah, qué tío! ¡no ha conseguido un solo empleo con contrato fijo pero lo poco que ha podido hacer qué bien lo hace!") con lo que hemos obtenido visibilidad y contactos como para lanzar nuestra empresa bajo la cual contratar reclutar a un puñado de jóvenes entusiastas como nosotros que acaban de finalizar sus carreras y másters, que raudos se han dado de alta de autónomos para trabajar para con nosotros ("¿asalariado? ¡jamás! ¡tenga mis 260 euros de cuota, aunque solo cobre 200!"). 

Hecho todo esto, hemos conseguido financiación a través de unos "business angels" que nos han cedido todo el plutonio que necesitamos (no hemos preguntado de dónde lo han sacado, ¡eso es lo de menos!), y por fin estamos totalmente listos para salir de nuestra zona de confort.

Ya hemos construido nuestro propia máquina del tiempo.... ¡En un Delorean!

Le he puesto un filtrito para que luzca más vintage
#fun #eighties #timemachine #goutudafiutah

Habrá que testear nuestro invento, ¿no? Nos vamos de cabeza al magnífico y dorado futuro que nos espera gracias a nuestra actitud entrepreneur. ¡El fin de la crisis debe estar cerca, ya se ven brotes verdes! Pero por si acaso, decidimos ir más allá y hemos elegido, así al azar, visitar este mismo día de dentro de veintiun años. Concretamente, hemos puesto el dial en el 03 del 10 del 36. ¡Vamos allá!

(Una elipsis temporal después...)

- ¡Uau! Menudo viaje, ¿eh, Marty? ¡Está claro que esto es el futuro, están a años luz de nosotros! ¿Lo has apuntado todo?
- U-u-un momentooo, Doc...
- ¿Qué pasa, Marty?
- Has puesto el dial en el año 36, pero no hemos viajado al 2036, sino...
- ¡Deja de temblar de esa manera y habla, maldita sea!
- Que estamos en 1936, Doc.

#facepalm #abunla #giroargumental #friends #lol #continuará

Aunque es algo poco conocido porque no interesa dar a cononcer una alternativa posible (y menos ahora que el capitalismo ha perdido su capacidad de convencer), en 1936, poco después del comienzo de la guerra civil, los trabajadores, poniendo en práctica sus ideales anarquistas y con el soporte de la CNT, colectivizaron cerca del 80% de fabricas de Cataluña, tomando las riendas en igualdad, democracia directa, con cargos revocables y una economía inteligente basada en su uso para las personas, y no al revés.

Unieron las empresas del mismo sector en asambleas centrales para colaborar y no competir, ahorrando en costes inútiles y aumentando los beneficios. Todo el mundo cobraba lo mismo, y el paro se redujo de forma drástica, repartiendo el trabajo ya existente entre todos para trabajar menos y disponer de más tiempo libre. Los servicios de transporte y de electricidad hacían pagar al consumidor bastante menos que antaño y funcionaban con mucha más eficiencia. La edad de jubilación se estableció en los 60 años, y los alquileres se rebajaron en un 50%. Además, fueron pioneros en instaurar la sanidad para todos.

A pesar de las dificultades que tenían en un contexto de guerra y con los sectores comunistas más apegados a Stalin y la Generalitat en su contra (amén de los intereses del capitalismo internacional), el modelo de comunismo libertario que establecieron tuvo un éxito sin precedentes (ni "poscedentes"), hasta tal punto que los franquistas que devolvieron las fábricas a sus dueños una vez terminada la guerra reconocieron los avances que habían logrado. No solo en cuanto a productividad y gestión de recursos, sino en cuanto a mejora de equipamientos, educación, prestaciones médicas y en general todo lo que conlleva tener una vida digna en una sociedad solidaria donde todo el mundo piensa en el bien común y no en el bien de su propio culo.

Este corto periodo de nuestra historia, oscurecido bajo el conflicto de la guerra civil, se narra en el documental Economia Col·lectiva, l'última revolució d'Europa de Eulàlia Comas, que se pasó ayer en el Cinebaix de Sant Feliu de Llobregat, como pistoletazo de salida de la décima edición de La Petita, las alternativas de la Festa Major de la ciudad que comienzan la semana que viene.

http://economiacollectiva.com/

Esta experiencia, que demuestra que lo "utópico" es realizable, evidentemente no habría sido posible sin una conciencia ética y de clase que en la actualidad no existe en absoluto. Y claro, claro que al hablar de un movimiento sin control hubo barbaridades inexcusables (al comienzo algunos patrones fueron asesinados, aunque muchos simplemente fueron ofrecidos a incorporarse al trabajo como uno más) y por culpa del contexto histórico algunas fábricas tuvieron que dedicarse a la fabricación de armamento. O que, como dice uno de los entrevistados en el documental, "algunos comités obreros eran muy razonables y otros eran unos mentecatos, como pasa en cualquier sitio".

Pero a veces, a pesar de lo que solemos creer, la sociedad atraviesa un periodo de oscuridad intelectual y hace falta echar un vistazo atrás para recuperar ideas que, reformuladas y actualizadas, nos abran un camino de esperanza hacia un futuro más sensato y sobre todo, más humano.

Es hora de volver al futuro, Marty.

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