lunes, 17 de septiembre de 2018

Un nuevo principio

Un curso nuevo se avecina. Y aunque este blog va a mantenerse en la inconstancia que lo caracteriza, no quiero dejar pasar la oportunidad de hacer otra declaración de intenciones.

Durante los últimos años, porque tocaba contrastar con la alegría despreocupada (o así lo recuerdo con una cada vez menos fidedigna memoria) que caracterizaba Matalascañas, me he volcado demasiado en tratar de argumentar contra las estupideces sociales a través de varias entradas. Véase la situación política, económica, mediática e incluso amorosa, por poner unos ejemplos. 

En paralelo, he intentado escribir una novela, aún en la fase de escaletado, pero que avanza bien. Y lo que he aprendido de mis personajes, y en general del enfoque que le quería dar para que me apeteciera realmente escribirla, es que no se puede vivir de cara a la estupidez, a la injusticia, a la propaganda, o a la "ciencia" justificadora de este estado de las cosas. Porque altera, da rabia y al final, no se consigue hacer gran cosa. Lo que realmente es necesario es encaminarse hacia propósitos positivos, e ir saltando de uno en uno los obstáculos absurdos de una sociedad que parece que no aprende nada, pero que igual sí lo hará si le damos algo de tiempo y nos centramos en hacer algo positivo por ella.

Por desgracia, el tiempo de reflexión y la concentración poco a poco se han dejado de lado bajo el poder de las redes sociales, con su información desestructurada y en pequeñas dosis. Los feeds de Twitter, Facebook y demás son pequeños refuerzos aleatorios que nos impiden centrarnos en una sola cosa, bajo un algoritmo del que no conocemos su criterio. No me extraña demasiado que los muros estén llenos de bilis y odio, ¿y quién no odiaría el mundo si cada día le bombardearan con mil voces a la vez reaccionarias, contradictorias e inconexas? Por eso, voy a seguir dando la turra desde aquí, en el añejo formato blog, y quien quiera, está invitado a leer (y a invitarme a leer), porque creo que dedicarle tiempo a algo, pero sobre todo a prestar una atención sostenida a la gente, no debería pasar de moda.

Así que esto es el nuevo principio. Con suerte, mientras tanto, ya a las puertas del último curso del grado de psicología, podré enfocarme en hacer algo realmente útil para mejorar la vida de los demás, sin determinismos rancios ni perspectivas adaptacionistas en lugar de transformadoras. Ya veremos. Por aquí simplemente soltaré lo que me pase por la cabeza y por delante, y eso incluirá lecturas y visionados variados, algún relato corto si mi disponibilidad de tiempo me lo permite, y, por supuesto, la posibilidad de chorriposts en el mejor peor estilo matalascañil.

¡Por aquí estaremos!

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